miércoles, 27 de enero de 2010

Genios que no se saben socializar
El Síndrome de Asperger fue identificado en la primera mitad del siglo XX por el pediatra y psiquiatra vienés Hans Asperger. La principal característica de este trastorno es la ineptitud social, es decir, la dificultad para establecer relaciones empáticas con otras personas. Los Aspies –como se les llama comúnmente- tienen serias dificultades para descifrar una sonrisa, así como cualquier otro tipo de comunicación no verbal. Encuentran particularmente abrumador el contacto ocular y por lo tanto lo evitan constantemente.
Los Aspies, cuando son niños, son vistos como "diferentes" en las escuelas y por lo mismo, suelen ser discriminados o acosados. Un Aspie, durante la infancia, suele experimentar complicaciones fuertes relacionadas con el sueño. En contraparte, un Aspie muestra grandes habilidades en lo que se refiere a percepción auditiva y visual.
Cuando son adultos, desarrollan intereses en temas muy particulares, aprovechando su alta capacidad de memoria y concentración. Cuando dichos intereses coinciden con una tarea útil desde el ámbito material o social, el individuo con Asperger puede lograr una vida ampliamente productiva, y por ello se les llega a considerar "superdotados".
Quienes poseen el Síndrome de Asperger manifiestan un razonamiento extremadamente refinado y una actitud perfeccionista. Un Aspie ve y recuerda detalles de cosas que otras personas no ven. Son más buenos escribiendo que hablando con gente, porque son cuidadosos eligiendo las palabras que significan exactamente lo que quieren decir.
Sin embargo, sus dificultades en las relaciones humanas les complican la vida académica, y muy comúnmente les impide terminar sus estudios. A falta de un título universitario, cuando ingresan en la vida laboral son menospreciados a pesar de sus talentos, obteniendo bajas remuneraciones y encontrando complicaciones en las relaciones laborales.

Tolerancia a la neurodiversidad

No obstante, los Aspies que son bien diagnosticados y tratados –principalmente con terapia- logran llevar una vida similar a la de personas neurotípicas ("normales" por llamarlo de alguna manera). Y muestra de ello es toda la gente que aún teniendo Síndrome de Asperger, logra destacarse en diferentes campos como Albert Einstein, Isaac Newton, Nikola Tesla; el fundador de Pink Floyd Syd Barret; el actor Dan Aykroyd; los directores de cine Steven Spielberg y Tim Burton; y hasta el célebre fundador de Microsoft Bill Gates.
En las últimas décadas, los Aspies han venido solicitando que se les trate como personas normales con determinadas características de aprendizaje, y no como enfermos que necesiten curarse. Le llaman "tolerancia a la neurodiversidad", y piden que tal y como ocurrió con la homosexualidad, los Aspies deben dejar de ser catalogados como enfermos o discapacitados.
En un artículo de 2002, el profesor, Simon Baron-Cohen (investigador en psiquiatría y psicología experimental de la Universidad de Cambridge) escribió sobre las personas con Síndrome de Asperger: "En el mundo social no hay gran beneficio para un ojo que mira con precisión los detalles. Pero en el mundo de las matemáticas, la informática, la catalogación, la música, la lingüística, la ingeniería y la ciencia, un ojo que mira detalles puede ser la clave del éxito".
Baron-Cohen ha citado dos razones por las que todavía podría ser útil que el Síndrome de Asperger sea visto como una discapacidad: "para garantizar la prestación de apoyo especial legalmente requeridos, y para reconocer las dificultades emocionales de empatía reducida". Se ha argumentado también que los genes que determinan el Síndrome de Asperger han permitido desarrollar habilidades que han repercutido favorablemente en toda la evolución humana reciente, y muestra de ello serían las contribuciones notables que algunos Aspies han hecho ya a la historia humana.
Probablemente, después de esta explicación, la próxima vez que se tope con algún comportamiento "raro" de personalidad no lo interprete como una ofensa. Piense que es simplemente un estilo cognitivo diferente y no un ser que se ha equivocado de planeta.

Publicado en e-consulta Puebla

1 comentario:

  1. Bueno yo tengo un Aspie, y fue muy duro mientras no supimos como amarle sin hacerle la puñeta. Nos dimos cuenta de donde queria estar y donde no, con ayuda claro, de como descansaba y como no. De cuales eran sus juegos y que no le hacía ninguna gracia. Fue un trabajo de años, pero aprendimos todos. Nosotros a reir y decir esto es lo que hacen los demas, esto es lo que hacemos nosotros y él aprendió a soportar estoicamente aquellas cosas que nosotros le pedimos que haga, que forman parte de la vida cotidiana pero que él le supone un esfuerzo.
    Adaptamos los recreos, si los demas se divertían jugando a la pelota o corriendo como niños que eran, él descansaba de otra manera, me cuentan sus compañeros que se escondía en el vientre de una palmera gigante a jugar con su game boy.
    Ahora ya es mayor y hemos adaptado otras cosas. Es un chico como cualquier otro. Si cabe, mas noble, mas leal, quizas un poco mas listo, pero un chico sin más.
    Pero como dice mi amiga Cari, esto es como el mar, no tiene fin.

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